Tokaji Hétszölö Eszencia 1999

En estos momentos es propiedad de Michel Reybier, responsable, entre otras, de Cos d´Estournel. Pero si por algo se caracteriza Tokaj-Hétszolo es por haber estado relacionada con el lujo y la realeza. Nació de manos de la familia Garai, responsable de identificar los 7 pagos más excepcionales de Tokaj. Este hecho fue el encargado de darle el nombre con el que conocemos a la bodega: Hét Szolo , que lo podemos traducir del húngaro por “7 parcelas de viñedo”.

Las 55 ha de viñedo se localizan entre los ríos Bodrog y Tisza. El clima, con mañanas frías y húmedas junto con tardes templadas y soleadas de septiembre a noviembre facilitan la botrytis, fundamental para elaborar vinos dulces denominados aszú.

La historia de la bodega: A lo largo de la historia ha estado en manos de Gaspar Kaoli, Gabor Bethlen, príncipe de Transilvania, la princesa de Brandenburgo y el príncipe Rákóczi, para a partir de 1711 pasar a manos de la corona Austro-húngara durante casi dos siglos.

En los años que van desde la 1º a la 2º Guerra Mundial, las viñas se replantaron para alcanzar la excepcionalidad que las caracterizó en sus inicios, pasando después por cierta época de descuido hasta que en los años 90 del siglo XX la bodega es adquirida por manos francesas. En ese momento se produce un renacer, modernización y renovación que terminó de completarse en 2009 de la mano del ya mencionada Michel Reybier.

Los vinos que ofrece Tokaj-Hétszolo se caracterizan por un gran potencial de guarda y la gran calidad, a la altura de ser disfrutados hasta por los paladares de la más exigente realeza. Vinificación: Cuando hablamos de vino seco, el Furmint es el resultado de permanecer en tanques de acero a largo de 10 días, realizando un suave filtraje que le permite mantener sabor y aroma antes de pasar a la botella.

En cambio, si nos referimos a Aszú, precisa de una fermentación en madera durante 3 años, finalizando el proceso en botella para alcanzar su complejidad. Todos los vinos representan el punto exacto de azúcar, acidez y alcohol, siendo suaves y con un fresco perfume. En sus primeros años son brillantes, herbales y florales.

Y durante su maduración descubrimos aromas a especies, tabaco, y frutos secos.