HISTORIA DE LA BODEGA BARÓN DE LEY
La bodega Barón de Ley está situada en la localidad navarra de Mendavia, en un edificio construido inicialmente como castillo fortaleza en el año 1548. Con los años pasa a manos de la orden benedictina. Los monjes de esta orden ya elaboraban vinos y licores que encubaban en lagos en el patio del monasterio, que tras su pisado era llevado a la bodega subterránea donde fermentaba en tinas de roble.
En 1836 la finca es expropiada y en 1839 toma posesión de ella el general Martín Zurbano. En 1844 Zurbano perdió toda la finca en una partida de cartas contra un conde francés poco interesado en ella y que acabó vendiendo al administrador de Zurbano, Don Cayo Muro, que se casó con Doña Carmen Elvira que acabó administrando la finca dado las ausencias de Muro. Al morir éste Doña Carmen volvió a casarse y vendió la finca a Don Donato Jiménez y Doña Águeda de Mauleón. Su familia permaneció durante 3 generaciones alcanzando la finca su mayor esplendor como explotación agraria y ganadera.
En los años 80 la finca fue adquirida por los fundadores de la actual bodega Barón de Ley. En los años 1995 y 1996 se restauró el edificio y se decoró con los muebles originales de la familia Jiménez.
En 1985 se plantaron 70 hectáreas de Tempranillo, 10 de Graciano y 10 de variedades experimentales, que tuvieron una gran acogida en el mercado por lo que en los años 90 se siguieron plantando más fincas en la zona e incorporando viñas viejas en la zona de Cenicero. Les siguieron proyectos más actuales como la finca de Los Almendros en Ausejo y la Finca de las Carboneras a 850 metros de altitud.
La vendimia se realiza manualmente y al estar la uva a pie de bodega se logran reducir los tiempos de entrada de la uva a la bodega, evitando fermentaciones no deseadas. La uva se selecciona manualmente en bodega, donde se examinan los racimos para que todos se encuentren en perfectas condiciones.
Cada mañana se catan los vinos en los tanques de fermentación, para así ir definiendo temperaturas, maceraciones, remontados…
La crianza de los vinos se realiza en barricas de roble bordelesa situadas en una nave climatizada que garantiza la humedad y temperatura constante. Su capacidad es para 12.000 barricas de roble americano y 3.000 de roble francés.
Una vez embotellado el vino, este reposa en un botellero climatizado con capacidad para 4,5 millones de botellas.